Llegan días donde la ternura y la misericordia inundan nuestras calles. Presenciar la imagen tierna de un niño que nace pobre entre los pobres toca el corazón y estremece el alma. La presencia del Niño y los himnos celestiales nos transmiten una paz anhela y deseada.
Esa paz es la que pido para tu corazón, para tu familia, para la comunidad, nuestro barrio y para el mundo entero. Esa paz deseada y necesitada. Paz que lleva al perdón, a la cercanía, al diálogo, a caminar juntos.
Fijar los ojos en el Niño que nace es volver a la primera Navidad. Aquella donde se paró el mundo, el tiempo. Una gran luz iluminaba el cielo y en la tierra rebosaba paz.
Llegue a ti y a toda tu familia mi felicitación sincera. El deseo de paz para cada uno de vosotros. Llegue nuestro clamor de paz para un mundo enfrentado y dividido. Un saludo especial a los enfermos e impedidos. A los que más estáis sufriendo en este momento. Paz para vuestros corazones.
En nuestra parroquia seguimos con las obras. Unas obras necesarias que se alargan en el tiempo y que se come los recursos que le echemos. Está quedando bien. La iglesia ha recobrado vitalidad y ha rejuvenecido. Los arreglos estructurales que hemos realizado alargan la vida al templo y a esta casa que es la de todos.
Quiero agradecer a todos los bienhechores, colaboradores y donantes que, con vuestro esfuerzo, estáis haciendo realidad las obras de San Pablo. ¡Gracias! Es mucho el esfuerzo y todos vemos los resultados. Esta casa, abierta a todos, mejora en espacios y eficiencia.
De la mano de María, alrededor de la Madre. Unidos en un corazón mariano.
Os deseo una Buena Navidad y un Feliz Año Nuevo.
José Joaquín
