Un año pasa rápido. Ha sido un año de compartir ilusiones, soñar nuevos proyectos, de consolidar procesos, de renovar estructuras,… Gracias por la acogida, por vuestra cercanía y disponibilidad. Me siento como en casa.
Ya vais conociendo limitaciones y debilidades. Rarezas y manías. Somos personas y con eso se cuenta. Pero también ilusiones y disponibilidad. Estamos para acompañar. No hay otro deseo.
Mi misión es anunciar, compartir la alegría del Evangelio. Estar cerca de la gente y formar comunidad.
Somos familia y queremos formar la comunidad de los amigos de Jesús. Nuestra misión consiste en crear el Reino de Dios en nuestro barrio. Un reino de justicia y fraternidad. Un reino donde la esperanza florezca en cada dificultad. No andamos solos, abiertos al mundo, el Espíritu acompaña nuestra misión. Ahí estamos niños, jóvenes, adultos y mayores.
¡Gracias, familia!