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“El mejor dibujo para un niño somos nosotros en la vida misma, queriéndonos”

Fano, en la Parroquia de San Pablo: “Hemos de generar experiencias que sean encontrarse con Jesús en persona, en el mundo real”

Unos doscientos catequistas de la Diócesis de Albacete han participado en el Encuentro Diocesano de Catequistas 2014, que bajo el lema “Enciende una Luz”, ha dirigido Fano, uno de los dibujantes cristianos más conocidos. Sus dibujos están en cientos de publicaciones y de materiales catequéticos, litúrgicos, etc. La identidad, vocación y espiritualidad del catequista ha sido el tema del encuentro, celebrado en la Parroquia de San Pablo, donde Fano presentó maneras de evangelizar por medio del dibujo, música e ilusión, que han gustado mucho a los catequistas y que ya han empezado a aplicar a las catequesis con niños y jóvenes. Todo el material de Fano -los vídeos de sus charlas y sus dibujos a alta resolución-, están disponibles en el Secretariado Diocesano de Catequesis, accediendo a www.catequesisalbacete.org. Patxi Velasco Fano es licenciado en Psicología y Diplomado en Magisterio en la especialidad de Pedagogía Terapéutica. Es director del Colegio María de la O, de Málaga. Está casado con Susana y tiene tres hijos, Judith, Javi y Ángela.

Fano, ¿Qué es para ti un dibujo?

Para mí un dibujo es una manera de comunicarme y de expresarme. Cada uno tenemos nuestro estilo de aprendizaje y de enseñanza. Somos diferentes. Yo digo en el colegio, que no todos los niños aprenden igual y no todos los maestros enseñamos igual. Yo me expreso mucho con los dibujos.

¿Qué se puede enseñar con un dibujo?

Yo creo que el mejor dibujo que tenemos se llama Jesucristo. Mostrar a Jesucristo es mostrar a Dios y es mostrar la fórmula de la felicidad, porque Jesús es el que nos trae la fórmula de la felicidad. Todo dibujo, toda canción, homilía de un sacerdote, catequesis, tiene que partir, e ir, desde Jesús, y mostrando a Jesús llevarnos a la vida, porque Él es el camino, la verdad y la vida o dicho de otra manera, Él es el verdadero camino hacia la Verdadera Vida. Uno de tus temas en el encuentro ha sido el “para qué” de lo que hacemos.

¿Tenemos claro los cristianos para qué anunciar a Jesús?

Hombre, yo creo que el “para qué” es para que la gente tenga vida, porque hay muchas ofertas de vida, pero hay que tener vida. Por ejemplo, hay muchas ofertas en: estudia, estudia, estudia… Hay muchas ofertas en pásatelo bien, pásatelo bien, pásatelo bien…, pero si ahí está la sal, que así lo dice el Evangelio, y está la luz de Jesús, todo tiene sentido, porque tu meta es que venga su Reino y que todo el mundo sea feliz. La meta es que no haya dolor, que todos tengan vida y vida en abundancia; yo creo que para eso estamos, porque no podemos pasar de largo ante el dolor de la gente.

A veces tenemos la sensación de que los chavales, conforme van creciendo, van olvidando lo aprendido, lo que les hemos enseñando.

Yo creo que hay muchas maneras de enseñar, y la mejor manera de enseñar es la vida: lo que se vive con la familia, lo que se vive intensamente –cuando vas a un campamento, a una residencia de ancianos…-, es difícil de olvidar. Entonces, tenemos que generar experiencias de catequesis y de formación con pálpito de vida, donde la gente esté al lado de los que sufren, porque eso es sacramento y presencia de Dios y donde las misas o las catequesis sean encontrarse con el mundo real y con Jesús en persona.

¿Cómo te imaginas a Dios? ¿Cómo lo dibujas? ¿Cómo transmitir a este Dios bueno?

La inmensidad de Dios es tan inabarcable que no se puede dibujar. Yo dibujo a Dios con barba, mayorcito, un papá pobre, porque está en los pobres, en los sencillos. Dios no es un fenómeno paranormal, sino que es algo fenomenal para la gente normal, que está en el día a día, en lo que vivimos. Les diría a los catequistas, a los padres de familia, que el mejor dibujo son ellos mismos en su vida, queriéndose. Lo mejor es: Venid y lo veréis, mirad cómo se aman. Si somos una parroquia que acoge, que quiere, que sirve, esa imagen es la que transforma al niño. No hay libro, ni dibujo, ni canción, ni cuento que pueda transformar a un niño cómo ver a alguien que quiere a alguien y que lo ama, aun no mereciéndoselo, porque eso es lo que nos pide Jesús.