Pasa el tiempo rápido. Casi sin avisar. No pide permiso para comenzar un día y otro. Y así, ya llegó la Navidad.
Es tiempo de esperanza, tiempo de abrir el corazón. Tiempo de respirar hondo. Tiempo de renovar actitudes. Es tiempo propicio para mirar el interior.
Ha llegado la Navidad. Y en nuestra parroquia volvemos a revisar el curso, el año, nuestras formas de anunciar el Evangelio. Hemos renovado nuestra ilusión de seguir saliendo al encuentro de cada rincón de nuestro barrio y del corazón de las personas para transmitir la alegría del Evangelio.
En una sociedad donde se siembran miedos e incertidumbres, volvemos a renovar la esperanza. En nuestras motivaciones no cabe el desánimo, la crítica destructiva, ni el mal pensar,… En nuestro zurrón hemos metido la sonrisa y la acogida, los mejores acompañantes de viaje, en esta extraordinaria aventura que es evangelizar.
Una parroquia de puertas abiertas, de escucha activa, de mano tendida. Comunidad que sea tienda del encuentro, hospital de campaña. Nuestra cercanía a los enfermos y sus acompañantes, a las familias que sufren o que viven en soledad y tristeza.
Llegue a todos vosotros y a vuestras familias nuestra más sincera felicitación y los mejores deseos para el nuevo año que vamos a comenzar.
Es Navidad. Tiempo de familia, de renovar esperanza. Tiempo de nacer y renacer nuevos sueños. Es tiempo para acoger al Niño que nace, a Jesucristo que se nos da.
Es Navidad. Tiempo de luz, de brillar, de dar calor en la oscuridad.
Buena Navidad. Feliz Año Nuevo.
